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y en mis oidos solo queda esa etérea línea fúnebre
punzante a mis tímpanos.
El hilo metálico que me perfora el cráneo en lo transverso
y afea mi rostro del estorbo
Un maldito y continuo desgarro, ¡hilo de parcas!,
que se traduce en la muerte del sonido...
silencio tortuoso...silencio tortuoso...
Caliope muerta
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