Cincela tus pasos en mi pendiente tumba, flor de cerezo
que las amapolas no van a germinar en mi fronda
encapulla en mi pelaje y mancilla tu corola alba en mi vientre.
Arríate inocente que mi belfo soslaya a que oido alguno entre,
relega mi imagen en tus raices, deja de reparar en mi alma hedionda
que el antro oscuro subyuga mi sombra presa, sin esfuerzo.
La luna nueva mantiene la adhesión como servilismo,
como camuflaje egoísta hacia aquel lobo bellaco en duelo consigo mismo.
Así que si su capullo aun distingue mis quinqués lóbregos,
a su alígero éxodo y a mi alumnus perpetuo exhalo mis ruegos.
Mi bruno espíritu está cabalmente corroído para ceder
y no se puede desgarrar aquello que no se encuentra.
Por eso otorga mi ser a mi sino y mi cuerpo a vender
que en soledad exiliado mi cuerpo en odio no entra...
Alexander//GofH
LICÁNTROPO
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